Arte Rupestre en
San Pedro
de Atacama

Una de las primeras manifestaciones del arte rupestre atacameño fue el desarrollado por grupos de cazadores transhumantes de guanacos, roedores y aves, básicamente presentes en las rutas de las caravanas, quienes completaban su dieta con la recolección intensiva de vegetales silvestres, lo que implicó el establecimiento de campamentos de ocupación estacional. En estos lugares, así como en sitios ceremoniales, grandes rocas y en los contornos de algunas quebradas, encontramos el reflejo artístico de una cultura que fue dejando sus marcas en el tiempo, marcas que hablan de su mundo interior y de la visión de su entorno.

Los grabados rupestres se elaboraron con tres técnicas distintas: la primera consistía en la aplicación con pintura de elaboración natural ya sean vegetales como minerales, por encima de las piedras. La segunda, a veces combinada con la anterior, fue en bajo relieve, mediante el raspado de la capa superficial oxidada de las rocas, con lo cual resultaban dibujos claros que contrastaban con el fondo oscuro, conocidos como petroglifos.
Finalmente, una técnica más simple, pero grandiosa, consistía en la agrupación de piedras y rocas menudas y claras sobre un fondo oscuro, formando enormes diseños en las laderas de los cerros cercanos a las rutas de tránsito, llamados geoglifos. Uno de los sitios más conocidos se encuentra en el Salar de Pintados, cercano a Iquique. En algunos casos, estas obras constituían una verdadera señalética arcaica utilitaria de rutas, ya que podían ser vistos e interpretados a decenas de kilómetros, gracias a la diafanidad del aire.

Los dibujos de este arte se han clasificado en tres grupos: geométricos (círculos, cuadrados, rombos y líneas quebradas); zoomórficos (figuras de animales, especialmente auquénidos, felinos y reptiles) y antropomorfos (figuras humanas estilizadas, a veces con bastones, arcos y flechas, en actitudes de caza o trabajo). Los diseños de animales y geométricos son representativos de las distintas fases de la cultura. Destacan las representaciones naturalistas de camélidos grabados sobre bloques de piedra encontrados en Puripica y que, seguramente, corresponden a algún culto de los primeros grupos pastoriles que se conocen en la región atacameña, revelando los primeros indicios de asentamientos o pequeños campamentos. Situación similar se encuentra en la Quebrada de Tulan (Peine), al sureste de San Pedro de Atacama, donde en piedras relativamente pequeñas, se grabaron hileras de camélidos y figuras geométricas. En Peine se concentra una de las pictografías más notables del arte rupestre, éstas se ubican en la llamada “Quebrada de las Pinturas”, en la cual encontramos representaciones provenientes en diferentes períodos de la historia del atacameño, existiendo miles de años de diferencia entre unas y otras. Para entender de mejor forma la distribución del arte rupestre en la región de atacama, se han clasificado por sectores:

Sector Chiu Chiu – Lazana: A lo largo del camino entre Chiu Chiu y Lasana se encuentran alrededor de 76 petroglifos, esculpidos en paneles de piedra liparita. En estos petroglifos se muestran escenas de rebaños de camélidos y pastores que los guían. También hay dibujos geométricos con forma de sol, de animales como avestruces, lagartijas, sapos, serpientes y, de figuras humanas vestidas con ajuares rituales y/o de representación social. Es probable que la mayor parte de los petroglifos hayan sido realizados a partir del primer milenio de la era cristiana, donde la sociedad atacameña se une políticamente y se agrupa en señoríos. Los primeros petroglifos pudieron haber sido grabados alrededor del año 400 d.de c. cuando se inició la construcción del pukará, mientras que los últimos se hicieron en la época hispánica, por el hecho que se muestran hombres montados a caballo.

Sector Alto el Loa: El arte rupestre pre-hispánico en este territorio, se desarrolló desde 2.300 a.de c. hasta la llegada de los Incas. En una primera etapa, por el sector de Santa Bárbara, existen una concentración de arte rupestre en cuevas, que muestran figuras de camélidos naturistas representados en forma lateral, finalmente grabados en extensos paneles del llamado estilo Colina. Posteriormente, en el sector se desarrolló el estilo Taira, donde la mayoría de los diseños son camélidos y los motivos antropomorfos pasan a tener cierta notoriedad. Las figuras fueron hechas mediante grabado, pintura y una combinación de ambas técnicas. La heterogeneidad estilística del arte rupestre de Taira se asocia a su larga existencia en el tiempo (800 a. de c. y el 400 d.de c.) y su expansión por todo el territorio de Atacama cuya presencia se encuentra en varios sitios de la parte alta del río Salado y en la cuenca del Salar de Atacama. En el sector pre-cordillerano del río Salado, se encuentran bellas representaciones de arte rupestre ubicadas en torno a sus valles y quebradas.